Buenos Aires, abril de 2013
Como asistente habitual a espectáculos musicales en la ciudad de Buenos Aires, valoro mucho su trabajo, sobre todo teniendo en cuenta las no pocas dificultades que implica mantener espacios culturales abiertos. Pero, digo yo, ¿no iría siendo hora de terminar con esta ridícula tradición de larga data de anunciar espectáculos a horarios que no tienen nada que ver con cuando realmente están programados para empezar? No somos gente puntual y, entre nosotros, 20 o 30 minutos de demora no escandalizan a nadie, pero ¿que necesidad hay de hacernos ir una o hasta dos horas antes de que esté previsto arrancar los shows? ¿Que hace falta para empezar a ponernos de acuerdo y no hacernos perder el tiempo en vano?
Gracias.
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