Flor de MaMbo, en Despacio Martinez (16-XI-2012).

Quizás sea la misma tendencia de mirar atrás en busca de variedades y hasta de raíces que hace que los jóvenes y ya no tanto exploren el tango, y otras músicas de la primera mitad del siglo XX que hasta hace pocas décadas (quizás ellos mismos) consideraban obsoleta música de gerontes la que hace que en Buenos Aires pueda escucharse hoy una muy verosímil orquesta de mambo que no toca para jubilados
, sino para treintañeros metropolitanos. Por suerte lo hacen talentosamente basados en la música y sin recurrir a disfraces, didáctica, teatralizaciones, o apelaciones nostálgicas. Pero de la misma manera que aquellos músicos que intentan tocar música antigua con instrumentos medievales/renacentistas /barrocos para sonar, vestirse, pensar o vivir "de época", en algunas ocasiones pueden encontrar su talón de aquiles en la dificultad de encontrar oídos y respuestas que acompañen esa búsqueda; al menos hasta donde pudo verse en esta fecha en un lugar amigable, perfectamente apto y bien predispuesto para la ocasión. Hay muchas formas de disfrutar de la música y todas son válidas, y los porteños tenemos una idiosincracia templada, bastante alejada del trópico, pero la quietud del público que el azar reunió esta noche fue, al menos desconcertante.

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