Ella está ahí sola, sentadita en una silla en el medio del escenario cantando acerca de amores tristes acompañándose sutil, pero con firmeza y precisión, con una guitarra eléctrica mientras la gente entra a esperar el show de la banda que sigue. Como quien no quiere la cosa, se empiezan a reconocer letras y melodías que todos, casi sin darse cuenta, empiezan a corear. El desprevenido no puede sino dudar de quien son esas canciones que conoce de la radio como hits latinos o tropicales. Pero no tiene, en definitiva, ninguna importancia, porque en la simple magia de su forma de tocarlas de la misma manera que el resto del repertorio, sin poses, sin condescendencia, sin jugar a ser kitsch, todas son suyas y la autoría pasa a ser una anécdota burocrática. Y esa confusión no solo es una forma de encender al público sino de mostrar su potencial como interprete y compositora.
Rothko Chapel, de Morton Feldman, con Garth Knox, Silvia Dabul, Martín Diez, Fabián Keoroglanián, Grupo Vocal de Difusión. Dirección: Mariano Moruja, en el Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Teatro San Martín (5-XI-2013)
Por más que estemos acostumbrados a escuchar música en grabaciones, evidentemente aun queda algo de lo que al oído suma ver a un intérprete haciendo sonar su instrumento frente a uno y la relación espacial entre ejecutantes y público que ni el mejor equipo de audio puede reproducir. Y con obras clave del repertorio del siglo XX que, como esta, proponen formas no tradicionales de producir sonido, aun luego de años de discos, asistir a las escasas oportunidades de escucharlas y verlas en concierto es como conocerlas realmente por primera vez y, como quien cambia reproducciones en un catálogo por pinturas originales, transformar sonidos en música.
Música Europea actual, por United Instruments of LUCILIN, Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Teatro San Martín, Usina del Arte (4-XI-2013)
Generalizar siempre es injusto, y mostrar las propias limitaciones quizás impúdico, pero, al menos por lo que acabo de escuchar, no me da la sensación que esté pasando nada muy novedoso con la música europea actual.
Quaderno di strada, de Salvatore Sciarrino. Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea del Teatro San Martín (3-XI-2013).
Por más que intentemos lograr silencio, el mundo siempre hace ruidos y, probablemente, no exista vida sin sonido. Las paredes que crujen, el agua que corre, el viento que sopla, el mismo cuerpo humano, se hacen oír sin que podamos evitarlo. Quizás por eso, el comienzo con una obra para flauta sola a un volumen casi por debajo del de un suspiro y su pretensión de un silencio imposible me resultó algo irritante. Pero con la pieza posterior para voz y quince instrumentos, la sensación se invirtió y creí asistir a la extraña alquimia de lograr transcribir esos ruidos involuntarios en pequeñas melodías y ritmos mimetizándolos en las más variadas formas de ejecución posible de los instrumentos de la orquesta. Lo que era ruido que me impedía disfrutar de la música se sincronizó de tal manera con lo que los músicos tocaban en escena que despareció por completo integrando obra y contexto en una música atrapante e hipnótica.
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