Se borran los contornos, comienzan los diseños del sueño; regresan por su dueño los sueños de la noche anterior, mis jardines eternos, mis lagunas de niebla y de miedo, rincones escondidos, lugares donde sólo estás vos. Por suerte, no siempre hay necesidad de buscar palabras para lo que uno vive algunas noches, porque hay gente como Fernando Cabrera que, sin saberlo, ya las había escrito antes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario