¿Esto siempre fue así y yo no lo ví o pasó hoy, nomás? Largos, casi eternos, interludios instrumentales, a veces rítmicos, a veces más bien climas o texturas distancian una canción de otra y apaciguan las bravías aguas de esa marea humana. Y el pogo, que a simple vista parecería no necesitar más que un mero pulso para existir, revela su inesperada contracara, la de un monstruo al que solo despierta la melodía, la letra, el canto y que vuelve a su letargo hasta que la voz humana vuelve a activarlo.
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