Fui de vuelta a ver a Edgardo Cardozo y me sentí un poco como el protagonista de aquel viejo chiste acerca de un grupo de amigos que se juntan, precisamente a contarse chistes. Como después de un tiempo se repetían, empezaron a numerarlos y en las reuniones solo se los escuchaba decir cosas como "¿Se acuerdan del 2?" o "¡Que bueno que es el 16!", hasta que alguien, de repente, ante la mención de uno de los tantos números, larga una tremenda y sonora carcajada. El resto se sorprende, claro. "¿Y de que te reís", lo increpan; "¡Es que no lo conocía!". Bueno, aunque yo medio que ya me sé todos estos cuentos de memoria y escuché estas canciones mil veces, me sigo riendo como la primera vez.
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