Marcelo Moguilevsky, en Café Vinilo (13-X-2012)
Dentro de muchos años podré jactarme de haber vivido muchas noches memorables en el Café Vinilo y estoy bastante seguro de que lo que sea que hizo anoche Marcelo Moguilevsky va a tener un lugar importante en esa historia. Tener la oportunidad de ver a semejante monstruo un sábado de trasnoche sentados -diría en círculo, pero fue más bien en órbita- a escasos centímetros del set en el que improvisó utilizando casi sin repetición más instrumentos de los que se pueden estudiar en una clase de organología con un talento, sensibilidad, swing, sentido del humor, poesía, virtuosismo y una musicalidad a toda prueba es de esas cosas que hacen que valga la pena vivir en Buenos Aires en esta época. Lo escaso del auditorio no es sino un recordatorio de que, a la vez, hay algo mal que no anda bien en al reina del Plata.
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