Muchas cosas ya no son lo que creíamos que eran. Las etiquetas y los términos con los que solemos nombrar y las categorías según las que habitualmente pensamos ciertas producciones, cada vez tienen menos sentido y hasta empiezan a molestar, a complicar la comprensión de la riqueza de los cambios de la época en que vivimos. Música electrónica, improvisación, folklore, visuales, multimedia, interactivo, canción, son términos que no sirven del todo para describir un espectáculo como Primer verdor. No es que se trate de cosas nuevas, incluso hay temas reconocibles, que no son meras citas -La consagración de la primavera, la Arenosa, la Vidala para mi sombra-, sino que la combinación de todo da algo diferente que la suma de sus partes. Experimentar precisa de paciencia, de imaginación, de cierto espíritu lúdico, y de más trabajo que el habitual para productores y público, pero siempre vale la pena.
No hay comentarios:
Publicar un comentario