Edgardo Cardozo, en Café Vinilo, (1-III-2013)


Hace ya tiempo aprendí que las explicaciones de los autores no deben tomarse como la supuesta forma correcta de entender sus obras. Uno no siempre sabe claramente lo que quiere lograr, o directamente puede, con o sin intención, armarse un discurso acorde a lo que piensa que los otros quieren oír. En sus breves comentarios entre tema y tema pareciera que Edgardo Cardozo se esfuerza en recordarnos lo sombrío o amargo de algunas de sus canciones: el recuerdo de una abuela, el homenaje a un amigo fallecido, las secuelas de un accidente que lo dejó cerca de la muerte, cambios que no se sabe si son para bien o para mal... Pero diga lo que diga -y él seguramente habla con sinceridad- su repertorio, con su particular estilo de cantar y tocar la guitarra, puede también escucharse con una luminosidad que encandila, de un tono casi de elevación espiritual, como una droga que hace querer sacar pecho y que, como dice la canción de Gabi La Malfa -que grabó alguna vez junto a Juan Quintero y que no cantó esta noche en el Café Vinilo- "me lleva como si me abriera paso entre la selva como un rey".

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